sábado, 15 de junio de 2019

Respeto mata verdad



La búsqueda de la verdad ha pretendido ser una de las empresas más importantes y duraderas. Normalmente flanqueada por sabios, pensadores y creyentes, que han hecho un esfuerzo por mantenerla después de encontrarla, ha logrado malograr a más gente de la que se hubiese imaginado. Entonces es cuando vienes tú con tu verdad a aplastar la mía, yo me enojo y te la restriego en tu cara para después terminar en supuestas “discusiones” entre gente pensante, inteligente ella.

Cuando alguien habla de la verdad no acepta dudas, variaciones o disidencias de sus interlocutores, no. Cuando alguien habla de su verdad particular, de su interpretación de alguna verdad más grande, se erige como una regadera de bendiciones para quienes lo escuchan; y como habla tan bonito, me lo tengo que creer o le hago la guerra con lo que acabo de leer.

Pero nadie habla del respeto, que quizás es la verdad primera que debería gobernar. Imaginando que alguien tuviese “la verdad” en sus manos, el respeto debería ser el hilo conductor de sus palabras, de todo ese discurso altisonante. No es raro ver por ahí gente con un panfleto, con la Biblia o con una entrevista televisiva bajo el brazo, negando con la cabeza y manoteando a su audiencia, mientras esgrime sus argumentos apasionados, infalibles, autoritarios. Son, en la práctica, los detractores más tremendos de la mayéutica de Platón, mientras afirman, a sombrerazos, ser los portadores de algo que todos necesitamos saber.

El tan ausente respeto podría servir para abrir oídos y corazones, para necesitar escuchar lo que el otro piensa y siente y sus razones; para aprender del otro y hacer que escuchen nuestras inquietudes para ver si conseguimos respuestas entre nosotros mismos, pues… entre panas.
Pero no. Tan vehementes que somos, tan inyectadores de criterios que nos creemos, tan reyecitos de la oratoria que nos vendemos, que nadie —¿escucharon?— ¡nadie! ¡va a venir a decirme que lo que aprendí anoche es mentira!


No hay comentarios:

Publicar un comentario