martes, 12 de mayo de 2020
Otra palabra manoseada: Libertad
Libertad, otra palabra manoseada. Y hay cantos por la libertad; y hay muertes por la libertad; y hay vidas enteras dedicadas a defender la libertad. Y así, igualito que pasa con otros símbolos sagrados, después del sufrimiento, en medio del triunfo ocasional y de la ebullición que este produce, se vuelve nada. Aparecen entonces los nuevos héroes de la libertad a confiscar libertades. El mártir se vuelve el verdugo de turno. Aparece el joven que clamada libertad en casa de sus padres a eliminar esa misma libertad en su próxima familia, en su vecindario, en su trabajo: dondequiera que se le dé poder. El individuo hambriento de libertad se juntará con el vecino afín, con multitudes afines e implantará una globalidad que usa la palabra libertad para referirse a SU libertad, arrastrando el concepto entre sus seguidores, quienes defenderán la libertad de su seudolíder como si fuera la propia, perdiendo de vista el propósito inicial: la posibilidad de desarrollarse interna y externamente, de poder decidir sus conveniencias y sus caminos sin el límite arbitrario del patrón. En una vergüenza, pues, se convierte el circo de la libertad ya supuesta, en la que pocos actúan, disfrutan, deciden, mientras la gran mayoría, sin participar del adefesio, de la rebatiña, aplaude desde sus asientos, desde lejos, desde afuera, con prohibición de acercarse. Al parecer, en estos tiempos la libertad es como el viento de agua, pero sin agua.
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