miércoles, 27 de diciembre de 2023

Extinción por que sí

Vivo en el culillo de mirar cómo se acerca nuestra extinción. Tal vez soy solo un pesimista más, de esos que salen cada cierto tiempo a profetizar calamidades. De verdad, espero que sea solo eso. Pero la inquietud me embarga y no puedo sino unirme al bando agorero. Cuando uno escucha por ahí “la solución viene de cada uno, cambiando lo que somos” de verdad que nos parece ridícula la afirmación. Y parece ridícula porque, si fuese verdad, tardaría mucho el arreglo de este caos galopante en el que estamos inmersos. Por otro lado, han pasado ya muchos siglos de reuniones, de especulaciones, de conclusiones; de iglesia, de partidos políticos, de organizaciones no gubernamentales, de Green Peace, y la verdad es que el grupo, esa colectividad que ha sido eficiente para tanta segregación y matanza, tampoco luce muy adecuada para solucionar. Se ha convertido el grupo de “gentes” en una opción que va más allá de lo ridículo, mientras seguimos avanzando hacia el barranco, pasando ya el límite para la salvación. Siempre el malo es el otro cuando estamos en el auditorio, al calor de la escaramuza, aunque en silencio nos hinquen los demonios personales. Cuando nos oprimen tenemos los mejores argumentos para la lucha, pero, una vez en el poder, nos hacemos de los argumentos contrarios con gran desparpajo. En todo caso, si quisiera parecer ridículo con las cosas que pienso, preferiré pensar que mientras esa pared, que es la colectividad, esté conformada por ladrillos, por individuos ignorantes, de calidad reprobable, no hay colectividad que valga, por mucho respaldo literario que la respalde, porque, vamos a estar claros: no se sabe quién escribió eso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario