viernes, 15 de diciembre de 2023
Lo esencial: ni a los ojos ni nada
Las cosas más
importantes de la vida no pueden expresarse con palabras. Todo lo que pueda
decirse, aun con el avance del lenguaje a través de los siglos, no será
suficiente para expresar lo esencial. Decir “te amo” no es igual que amar. “Te
amo” son cinco letras que salen por la boca y se escuchan por los oídos. Una vez
que ocurre este mecanismo, habría que ver si dibuja realmente lo que se siente
y si el que escucha está conectado con ese sentimiento. Representar. Las palabras
solo representan. El resto está en la mente de quien trata de expresar y de
quien recibe el mensaje. Así como el mapa representa al terreno y el retrato representa
a la persona, el mapa NO ES el terreno y el retrato NO ES la persona. De hecho,
la mentira o los malos entendidos son muestras claras de lo apartado que puede
estar lo que se dice de la realidad. La realidad se ve, se huele, se palpa y
hasta se intuye, pero al tratar de expresarlo con palabras para que el otro, ese
que no ha vivido la experiencia, lo entienda, se convierte en una idea con camisa
de fuerza. Las palabras no son la experiencia. La experiencia es intransferible.
Solo se representar con palabras, pero nunca se podrá decir “la verdad” con
palabras. La verdad deberá ser experimentada para saber qué es. Afortunadamente,
el bienestar real, el que brinda tranquilidad, el que hace desaparecer los
miedos y sus efectos, no tiene qué ver con el grado de instrucción, con la
intelectualidad o el saldo bancario. El calor de la familia, de la pareja, de
los amigos; el sol de la mañana, los pies en la arena, una taza de café, el
amor o la paz son elementos que se pueden representar en escritos, pero está muy
claro que no se pueden transmitir. Si el receptor del mensaje no tiene ya
codificada la experiencia, ese mensaje nunca tendrá el efecto esperado: lo
demás es cuento.
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