viernes, 18 de octubre de 2024

Teorizando #2: El propósito

Es un tema serio, el propósito. Ante la pregunta de cuál es nuestro propósito en la vida o, incluso, cuál es el propósito de la vida, es muy difícil —si no imposible—. Lo que sí es posible es plantearse cursos de acción, metas y objetivos específicos por muy amplios que se vean a lo lejos. El propósito, si se quiere, se puede observar en retrospectiva y darle el cuerpo deseado como propósito al ver esas metas y objetivos cumplidos: en ese momento, no habrá duda de que se cumplió el propósito. Sin embargo, me inclino más a creer que todo es más orgánico y a veces pienso en ese dicho “Dios se ríe de tus planes” aplicado a la vida cotidiana con una sola pregunta: ¿estás ahora en el lugar y haciendo lo que planeaste hace 10 años? Es difícil. Aun cuando estés en la senda prevista en tus sueños, seguro el camino fue muy distinto a lo previsto, sobre todo en enfoques, en aprendizajes y en capacidades adquiridas. También podría ser que la ruta haya cambiado totalmente y descubriste que eras alguien con expectativas no descubiertas. Ahora bien, si tu cuento es que todo salió exactamente como lo planeaste, (1) hay que reconocer el tesón y la disciplina con los que te desenvolviste o, (2) en el peor y más común de los casos, hubo estímulos lejanos al bienestar integral que intervinieron prolongadamente en tu empresa finalmente lograda. Me gusta pensar, cuando se nombra al propósito, en el agua, en su torrente, en su comportamiento. Dado su comportamiento totalmente coherente de ir, de bajar, de rodear, de actuar ante el desequilibrio del terreno, de llegar al mar la mayoría de las veces, algún ser extraterrestre podría establecer que el agua tiene un propósito claro y definitivo. ¿Lo tiene? Es curioso que una sustancia sin consciencia aparente pueda llegar a la perfección en su actuar mucho más allá que nosotros que, aun planteándonos un propósito, todas las incoherencias apuestan al fracaso de tan importante factor medidor del éxito.

sábado, 5 de octubre de 2024

El agua y la moral

El agua. El agua es coherente, previsible. El agua tiene una sola regla a cumplir en cada momento y esa regla es tender hacia abajo. Esta regla la hará desplazarse cuando encuentre un desnivel, avanzando por las rendijas del terreno. El agua, al llegar a un sitio cuenco, dependiendo del volumen de su cuerpo y del impulso que le imprimió el desnivel anterior, sería cuestión de tiempo que se ubique, que se calme, que regrese al equilibrio perfecto. Se moverá en el desnivel y se calmará en la llanura que la contenga. Claro que el agua no tiene moral o ética porque esos son inventos del humano, que tiende a juzgarlo todo. Pero, así como no tiene moral o ética, tampoco tiene placeres o culpas, tristezas o frustraciones. El agua cumplirá su cometido, dada su norma única de tender hacia abajo y podría parecer un comportamiento ciego, sin mayores consideraciones y hasta catastrófico para los demás, pero, como ya se ha comprobado hasta el hartazgo, lo que desencadena el desencanto ante lo coherente es la ignorancia.


viernes, 27 de septiembre de 2024

Hazte un favor: define.

Definir. Conceptualizar, precisar, nombrar, establecer significados. Tanto para comunicarse con otro como para lo que se piensa —el diálogo interno, pues—. Es necesario definir las cosas, los conceptos. Es imperioso, por a vía, aclarar de qué carajos es que se habla. Por un lado, en la relación con los demás se arranca a hablar, a compartir, a trabajar, pero pocas veces se tiene esa metaconversación que nos dirá cómo entender las cosas en adelante y qué significarán al nombrarlas. Hemos llegado a la ridiculez de discutir agriamente con alguien y darnos cuenta de que defendíamos el mismo punto pero, por falta de definición previa, la pasión agarró ventaja. Por otro lado, el diálogo interno. Todo lo que sentimos lo traducimos al lenguaje y no establecemos los conceptos vitales por los que nos regiremos cada día, confundiendo el rumbo por tratar de seguir malos entendidos o recetas ajenas sin filtro. Si no definimos, por ejemplo, los conceptos de felicidad, libertad y seguridad, es harto posible que lleguemos a algún cumpleaños más adelante con frustraciones o, incluso, con agria sorpresa. Así que, mi amigo/a, definamos: sepamos de qué carajos hablamos. 

miércoles, 28 de agosto de 2024

Teorizando #1: Creencia-Percepción-Pensamiento








Teorizando #1: Creencia-Percepción-Pensamiento

La capacidad para pensar o reflexionar es una característica distintiva del ser humano. Pero ese pensamiento no siempre está a favor de la situación, sino que puede ser recurrente, inútil, o paralizante, impidiendo resolver los problemas. Pero, ¿de dónde salen los pensamientos, por qué son como son? Los pensamientos provienen de la percepción, de la manera como percibimos lo que ocurre. Entonces, ¿de dónde viene la percepción, cómo cambiarla? La percepción, a su vez, proviene de las creencias, por ejemplo: si usted cree con solo tener dinero será feliz, cuando no pueda juntar dinero percibirá que ha fallado y luego pensará que ha fracasado. Así, podemos ver que es una cadena causal formada por creencia-percepción-pensamiento, y como tal, la única manera efectiva de evitar los efectos es corrigiendo la causa. Por ejemplo, si tengo un pensamiento negativo recurrente y quiero que no me moleste más, debo retroceder en la cadena en cada la causa y examinar por que percibo las cosas como las percibo y, más atrás aún, por qué creo en las cosas en que creo. De esta manera, si quiero modificar mi pensamiento, debo modificar mi creencia. Al cambiar mi creencia, percibo los acontecimientos de distinta manera y, como consecuencia inmediata, mis pensamientos cambian.

viernes, 16 de agosto de 2024

Madurar es cambiar

La juventud es pasión. La pasión es resistencia. La resistencia puede deberse a la falta de conocimiento del terreno en el que nos movemos. Ese conocimiento llega, necesariamente, por medio de la experiencia, por la vivencia de lo aprendido y no solo por el análisis intelectual de los temas. Para percibir la realidad es necesario experimentarla y eso va construyendo nuestro mapa de lo posible. Ese mapa, inicialmente borroso por la fuerza de la inexperiencia y una certeza casi invencible, va definiéndose cada vez más con el paso y la prueba de los años. Muchas nociones tempranas inexorablemente quedarán atrás por falta de vigencia, por falta de correspondencia entre las ideas que se traen de antes y las experiencias que se terminamos concretando. Madurar es cambiar. Quien no madura, no se ajusta a sus necesidades y debe transitar repetidamente por el dolor que causa la resistencia juvenil. De esta manera, quien no madura, quien se aferra a sus ideas tempranas, a sus pensamientos no comprobados, va perfilando sus años tardíos hacia el sufrimiento y la frustración de que todo pudo ser mejor, pero sin terminar sabiendo cómo.