miércoles, 28 de agosto de 2024

Teorizando #1: Creencia-Percepción-Pensamiento








Teorizando #1: Creencia-Percepción-Pensamiento

La capacidad para pensar o reflexionar es una característica distintiva del ser humano. Pero ese pensamiento no siempre está a favor de la situación, sino que puede ser recurrente, inútil, o paralizante, impidiendo resolver los problemas. Pero, ¿de dónde salen los pensamientos, por qué son como son? Los pensamientos provienen de la percepción, de la manera como percibimos lo que ocurre. Entonces, ¿de dónde viene la percepción, cómo cambiarla? La percepción, a su vez, proviene de las creencias, por ejemplo: si usted cree con solo tener dinero será feliz, cuando no pueda juntar dinero percibirá que ha fallado y luego pensará que ha fracasado. Así, podemos ver que es una cadena causal formada por creencia-percepción-pensamiento, y como tal, la única manera efectiva de evitar los efectos es corrigiendo la causa. Por ejemplo, si tengo un pensamiento negativo recurrente y quiero que no me moleste más, debo retroceder en la cadena en cada la causa y examinar por que percibo las cosas como las percibo y, más atrás aún, por qué creo en las cosas en que creo. De esta manera, si quiero modificar mi pensamiento, debo modificar mi creencia. Al cambiar mi creencia, percibo los acontecimientos de distinta manera y, como consecuencia inmediata, mis pensamientos cambian.

viernes, 16 de agosto de 2024

Madurar es cambiar

La juventud es pasión. La pasión es resistencia. La resistencia puede deberse a la falta de conocimiento del terreno en el que nos movemos. Ese conocimiento llega, necesariamente, por medio de la experiencia, por la vivencia de lo aprendido y no solo por el análisis intelectual de los temas. Para percibir la realidad es necesario experimentarla y eso va construyendo nuestro mapa de lo posible. Ese mapa, inicialmente borroso por la fuerza de la inexperiencia y una certeza casi invencible, va definiéndose cada vez más con el paso y la prueba de los años. Muchas nociones tempranas inexorablemente quedarán atrás por falta de vigencia, por falta de correspondencia entre las ideas que se traen de antes y las experiencias que se terminamos concretando. Madurar es cambiar. Quien no madura, no se ajusta a sus necesidades y debe transitar repetidamente por el dolor que causa la resistencia juvenil. De esta manera, quien no madura, quien se aferra a sus ideas tempranas, a sus pensamientos no comprobados, va perfilando sus años tardíos hacia el sufrimiento y la frustración de que todo pudo ser mejor, pero sin terminar sabiendo cómo.