La desviación de la conducta amorosa normalmente resulta en las situaciones más absurdas y hasta aberrantes que ya se conocen hoy. La falta de amor nos lleva a caminos enrevesados difíciles de eludir. Se puede aducir cualquier tontería cuando se carece de amor, pero cuando se tiene la suficiente inteligencia instrumental, se puede argumentar en favor de la pasión, del desasosiego, del movimiento constante, es decir, de elementos difíciles de sostener en el tiempo por su naturaleza efímera e improductiva de bienestares. Esa inteligencia instrumental, que tienen muchos y que es tan reconocida y tan respetada por la colectividad mediática es la que, a pesar de no hablarle a su madre, saludar al vecino o ayudar al caído, produce libros, conferencias, axiomas y filosofías que se mueven más en el terreno de la ideología, es decir, de algo que no se puede demostrar de primera mano con laboratorio, historia o con estadística alguna. La dificultad principal para lograr una conducta amorosa radica en saber qué es el amor, lo cual implica dolor, pero que produce los más deliciosos frutos a largo plazo. No hay otra vía para la salvación. El resto viene siendo paja.
martes, 27 de diciembre de 2022
jueves, 15 de diciembre de 2022
Agua no sube cerro
Es tan difícil explicar el amor verdadero con palabras, que hay que buscar una manera. Su presencia es tan imponente que no se necesitan normas, reglas que controlen las situaciones. El amor tendrá la sabiduría necesaria para decidir qué hacer sin ser erudito. Comparémoslo con el comportamiento del agua. El agua se rige, en principio, por la gravedad. Luego está el terreno en que se encuentra. El agua fluirá entre las irregularidades metiéndose por las rendijas o los pasajes que lleven hacia abajo, como las quebradas, como los ríos. Rodeará a los obstáculos y seguirá su camino. La única manera en que el agua detenga su camino es que se estanque. Cuando llega al lago, a la laguna, alcanza el equilibrio perfecto entre la gravedad y el terreno que la contiene. Así es el amor… el amor de verdad. Nadie tiene que decirle por dónde caminar, qué hacer. La bondad será su gravedad y los terrenos que deba transitar serán sus circunstancias. Si entiende la bondad a largo plazo, el amor seguirá por ese rumbo y no por las angosturas que aparenten atajos. La lucha no será su estímulo, sino una consecuencia añadida por las mentes de las personas. La diferencia entre el amor y el comportamiento del agua es que nosotros sí somos conscientes de nosotros mismos, de nuestro bienestar, y sobre nosotros también habrá de derramarse algo de ese amor que prodiguemos a los demás. El agua no sube cerro y el amor dado sin bondad desinteresada no es amor.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)